Vibra Senado con el “paradón” de Memo Ochoa

22, noviembre 2022

URBANO BARRERA

Foto: Urbano Barrera

–“¡Te perdiste el paradón de Ochoa Senador!”

–“¡No, no me lo perdí!”, jajaja…

–“¿Cómo no?, repuso el periodista Javier Divany.

–“Sí lo vi, pero estaba allá (en la oficina) con Dante, corrigió Ricardo Monreal.

Unos y otros se miraron. Todo era felicidad, broma y albures.

La “malaria” de los penales que persigue a la Selección Mexicana de futbol no hizo su diablura.

En el primer partido de la Copa del Mundo Qatar 2022 México se levantó del piso, y salió bien librado en su duelo contra Polonia.

Era el minuto 55. ‘‘François Meme” conocido en México como “Memo Ocho” atajó un penal a Robert Lewandowski uno de los astro del balompié en Europa.

Milita como delantero en el F. C. Barcelona de la Primera División de España. Hoy los títulos no le sirvieron. No pudo vulnerar el arco mexicano y enmudecer a alrededor de 35 mil fanáticos aztecas venidos de América al ‘Estadio 974” de la Península de Arabia.

La fiesta del fútbol se multiplicó desde el amanecer en la Ciudad de México.

 

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Desde la madrugada hubo algarabía. No hubo momento en que dejarán de escucharse los cohetones en honor a Santa Cecilia patrona de los ‘Mariachis’.

Al amanecer, los pasajeros del transporte público y privado, las escuelas y oficinas, así como las calles se pintaron con los colores patrios.

Uno de los puntos principales para la concentración fue el Monumento a la Revolución. Antes de las 10:00 horas su explanada lució a su máxima capacidad y con excelente organización. No hubo necesidad de hacer cortes a la circulación vehicular.

 

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La fiesta traspasó todos los ámbitos. Muy cerca de ahí: restaurantes, hoteles, oficinas, corporativos y, el recinto legislativo delimitado por Paseo de la Reforma, Avenida de los Insurgentes y las calles Madrid y París (Senado de la República), tendió sus propios manteles.

Justo en el Patio del Federalismo se instalaron tres pantallas gigantes, mesas en semicírculo, cubiertas con manteles color vino, blanco y verde.

Se sirvió desayuno a los asistentes: chilaquiles verdes con pollo, chicharrón en salsa roja, frijolitos refritos, queso y totopos. Para el trago amargo, jugo, café y pan dulce.

Al centro de la mesa principal se sentó el Senador Ricardo Monreal Ávila y muy cerca se vio, por un momento, al Legislador Miguel Ángel Mancera.

El zacatecano vistió una chamarra verde y los escudos de la Selección Mexicana de Futbol. De igual forma, Miguel Ángel Macera traía la playera oficial del “TRI”.

Cada jugada era celebrada. Se vivieron: sollozos, lamentos, nervios y, los dedos de las manos de decenas de personas se entrecruzaban.

Los seleccionados mexicanos hicieron temblar el arco rival por lo menos cuatro veces antes de que concluyera el primer tiempo. Neutralizaron a sus enemigos y, se salvaron un par de ocasiones.

El árbitro pitó la conclusión del primer tiempo, con marcador cero a cero. El duelo fue en la media cancha, sin ventajas marcadas.

Transcurridos apenas diez minutos y 39 segundos del segundo tiempo, en una jugada polémica y revisada con el Var (cámara especial) se decretó la pena máxima contra México.

El mundo se vino abajo. Frente al manchón de penalti, se perfiló Robert Lewandowski. Uno de los mejores futbolistas del mundo. Sobre la línea de la portería “Memo Ochoa”.

Así, como en las gradas del “Estadio 974”, el Monumento a la Revolución, todo México y, parte de Estados Unidos, los aficionados se mordían las uñas, cruzaban los dedos, las piernas e imploraban al cielo.

Lewandowski se enfiló, disparó hacia el costado izquierdo de la portería a donde se lanzó como felino “‘François Meme”…

Nadie lo podía creer. Los defensores mexicanos se repusieron y despejaron el área chica y grande del campo. Se produjo un contragolpe y, en segundos, el esférico dejó la cancha.

La historia del futbol mexicano se reinauguró a las 11:16 horas, tiempo de México.

En todo el Senado de la República se escuchó el grito que invadió como fantasma al país. “¡Memo, Memo, Memo…!

La “malaria” se despejó por un momento. No para siempre. Falta mucho, la competición apenas empieza. Pero, la felicidad invadió a los mexicanos.

“¡Sí se pudo! ¡Sí se pudo! ¡Sí se pudo! “Lewandowski es muy bueno, pero se chingó con Memo”, declaró Doña Alma, originaria de Naranjos, Veracruz y quien desde la capital del país vio el partido de futbol.

Las chicas y los chicos desbordados en alegría, gritaban: “Memo hazme un niño… por favor hazme un hijo…”.

Era la locura. Una sucursal del manicomio, dijera Pedro “El Mago” Septién. Las banderas ondeaban, las trompetas al máximo sonido y, el ánimo hasta arriba.

Con gran intensidad el partido entró en agonía. En los minutos finales hubo llegadas de peligro de Polonia.

Se pensaba en un final fatídico. No, no llegó. México se levantó de la lona. Fue un empate a cero, que significó un triunfo. Una esperanza. Una exigencia de trabajar más fuerte para encarar el próximo sábado a una Argentina derrotada. Los sudamericanos saldrán a dejar en la cancha alma, vida y corazón.

La fiesta en el Senado terminó poco antes de las 12:00 horas. La fiesta se fue a las calles, al Ángel de la Independencia y a todas las plazas de la República. Hay una simple razón. Seguimos vivos y con el alma hilo.