Voto x voto, casilla por casilla, versión gringa

5, noviembre 2020

Cualquier parecido con México y aquel voto por voto, casilla por casilla de 2006 es mera coincidencia.

Entonces, Andrés Manuel López Obrador, candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y aliados o rémoras, fue despojado por Felipe Calderón Hinojosa del triunfo en la elección presidencial.

Un 0.56 por ciento que le valió para recibir la constancia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) como presidente electo y la banda presidencial en la Cámara de Diputados.

La noche del Super Tuesday o Súper Martes, Estados Unidos y el resto del mundo -con horarios distintos, por supuesto- se fueron a la cama sin conocer al ganador, pero con la creencia de que Donald Trump sería reelegido.

Tal como sucedió en 2006 en México, cuando el Instituto Federal Electoral (IFE), presidido por Luis Carlos Ugalde, no dio resultado y manchó el proceso.

López Obrador iba arriba y al amanecer, Calderón ya estaba arriba.

De hecho, el patán republicano madrugó a la opinión pública al autoproclamarse ganador de la elección.

Joe Biden, el demócrata , parecía derrotado.

Incluso su tono de voz y su discurso, aunque optimista, parecía más de un hombre que sabe de su fracaso.

Pero no.

Durante la madrugada se dio la voltereta y Biden está a seis votos de llegar a los 270 y ganar.

Anoche tenía 264.

Sólo necesitaba seis, que bien podrían conocerse hoy con Georgia o Nevada.

Trump intensificó sus denuncias de fraude y de robo de la elección y amenazó con acudir a la Suprema Corte para suspender el conteo de votos en los estados que faltan.

Biden, con 71 millones de sufragios, es el candidato más votado en la historia de Estados Unidos.

Habrá que esperar para conocer al ganador y prepararse para lo que pudiera ser una lucha en tribunales.

Y sí, un voto por voto, casilla por casilla, versión 2020… y en Estados Unidos, el ejemplo de la democracia mundial.

 

El crimen y el narco en la CDMX

La presencia y el control que el crimen y los cárteles del narcotráfico tienen en la Ciudad de México quedó de manifiesto la madrugada del 31 de octubre.

Un sujeto transportaba en un diablito cajas de plástico y, dentro de éstas, bolsas de plástico negras.

En la esquina de Chile y Belisario Domínguez perdió el control de la carga y se le cayó.

Dos policías capitalinos se acercaron a ayudar al hombre, quien, nerviosamente, se apresuraba a levantar lo caído.

¿Cuál sería la sorpresa de los agentes que, al ayudar al presunto diablero de ocasión descubrieron que en las bolsas había restos humanos?

De dos menores de edad, adolescentes, integrantes de familias mazahuas que se han instalado en las decenas de vecindades del primer cuadro, donde, incluso, han invadido los inmuebles para no pagar rentas.

Los jóvenes eran utilizados como correos y distribuidores de droga, de esa que ni hay en la zona centro y que suele ser vendida a domicilio por intrépidos e irresponsables conductores de motonetas.

La Unión Tepito y La Antiunión dominan la zona.

De hecho, la disputan.

Y, como parte de esa disputa, se matan entre ellos.

Los grupos criminales suelen enlistar a niños, adolescentes y jóvenes, atraídos por el dinero, los teléfonos celulares, la ropa, los automóviles y motocicletas que suelen presumir sin el menor recato.

Son el foco, por la facilidad que representa convencerlos de ganar dinero fácil y rápido.

Y sin ánimo de justificación o defensa, ¿qué opción tenían esos menores, a un paso de la juventud, si no era ayudar a los malandrines y comenzar a ganar dinero, generalmente producto del crimen?

El descuartizamiento, dijo ayer la jefa de gobierno con los colores de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Claudia Sheinbaum Pardo, estaría ligado al narcomenudeo, al tráfico y distribución de toda clase de droga.

Una doble victimización y grave error de una jefa de gobierno presuntamente luchadora social y activista históricamente.

Los cárteles están asentados en la Ciudad de México y operan impunemente, pese a que los jefes de gobierno en turno han intentado dormir tranquilos.

Sheinbaum dirá que no, que aquí no operan, tal como hicieron en su momento Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard Casaubón y Miguel Angel Mancera.

Lo cierto es que hasta en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) se han impuesto.

Se han dividido los horarios, para no chocar.

De día operan unos y, de noche, otros.

Los cárteles operan, se han instalado y controlan a los grupos criminales de la CDMX que, sin tener las características que les convierten en grupos criminales de alto poder, se han apoderado poco a poco de la zona.

Aunque lo niegue el jefe o jefa de gobierno en turno.

Y puede manifestarse así, en la simple operación de un diablito.

 

Vámonos:  ¿Y qué avenida bloqueará Trump, si lo declaran perdedor, con carpas enormes y casas de campaña vacías?, se escuchó en radiopasillo.

 

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