Administración de expectativas

2, diciembre 2022

Imposible no tocar el tema del resultado obtenido por la selección mexicana del deporte con mayor número de seguidores en el país y el único que cuenta, hasta el momento, con la difusión y la mercadotecnia suficiente para contar con una base de aficionados que se cuenta por millones.

Sin embargo, contrario a lo que se dirá durante varios días, el futbol no es necesariamente el reflejo del país y tampoco de nuestra sociedad. Tiene, sí, una influencia en segmentos amplios, que siguen las diferentes ligas profesionales, a los jugadores destacados y, en menor número, lo practican como actividad física, pero el estado de ánimo de la nación está alineado en dirección a otras preocupaciones y objetivos.

Durante muchos años se ha empleado una narrativa que relaciona directamente las ganas, el esfuerzo, con las posibilidades de superación, lo que crea expectativas ambiciosas y legítimas, aunque sin la información completa sobre lo que implica destacar en cualquier ámbito.

Convertirse en el primer lugar de cualquier cosa requiere de tiempo, dedicación y, fundamentalmente, de un plan con metas a diferentes plazos que deben estar bien señaladas en el calendario para su cumplimiento. También, de muchas personas con responsabilidades específicas, objetivos concretos a entregar y una rendición de cuentas permanente. Si no se tiene lo anterior, solo tendremos sueños entre las manos.

No hay nada malo en poner la vista en el punto más alto y es recomendable que la mayoría de las veces pensemos en lograr lo imposible, lo que nadie ha hecho o alcanzando; solo que cada empresa tiene etapas, pasos ineludibles, que piden sacrificio, trabajo, preparación y mucha perseverancia.

Comparar a nuestro equipo nacional parece ocioso ahora que ya no participan en el campeonato mundial, así que nada más haré algunas preguntas al aire que cada cuatro años se quedan sin respuesta, a veces porque hay un cuarto partido, en otras porque la derrota es tan dolorosa que ya nadie quiere hablar de ello.

Creo que a todos nos queda claro que el fin último es ser campeones del mundo, la primera pregunta es ¿en cuánto tiempo? Una vez que respondamos sobre una proyección en años, el segundo cuestionamiento sería ¿cuándo inician su carrera esos jugadores que necesitamos para ese momento? Una tercera, (el orden podemos dialogarlo) es ¿qué infraestructura necesitamos para que en ese lapso formemos a los jugadores del nivel que requiere un campeón del mundo?

Si tuviéramos respuestas sinceras de los responsables de la estructura actual de nuestro deporte más popular, podríamos establecer objetivos de corto, mediano y largo plazo, lo que nos ayudaría a administrar mejor las expectativas que se tienen en cada justa mundialista, porque el quinto partido es un mantra que habita la frontera entre el deseo y la realidad, que sirve para llenar los espacios de comentarios deportivos, pero la aspiración permanente es alzar la copa como lo han hecho los representativos de otros países que han pasado por procesos de crecimiento que podrían replicarse fácilmente aquí.

Manejar expectativas más coherentes permitiría entonces visualizar la meta como una escalera y pensar en peldaños que se suben progresivamente hacia la cima. Un extraordinario gol no hace campeones y dos o tres estrellas del campo tampoco aseguran llegar a una semifinal, solo la formación de generaciones, el fomento de oportunidades para la mayoría de los interesados (que son las y los jóvenes), la capacitación y la profesionalización de entrenadores, directivos, entre otros actores del deporte, asegurarían que se hicieran bien las cuatro o cinco etapas que se requieren para contar con un equipo de calibre internacional.

No obstante, todo inicia con un cambio, uno radical en el ámbito que nos ocupa (como ha ocurrido en otros importantes), para que el deseo se junte con la realidad y comencemos el camino, difícil y sinuoso en algunos tramos, a la gloria tan perseguida por una afición que merece un mejor equipo y, sobre todo, una mejor estructura futbolística profesional que sea negocio al mismo tiempo que establece principios y valores para conseguir los objetivos que espera todo un país.