Advierten especialistas sobre la “uberización” de la terapia psicológica

29, enero 2023

PATRICIA RAMIREZ

Foto: Cuartoscuro

Especialistas advirtieron de la “uberización” de la terapia psicológica, pues a raíz de la pandemia proliferó la atención a pacientes a distancia y se desarrollaron los llamados chatbots, que responden de manera estandarizada a las preguntas de los usuarios.

La terapia psicológica con chatbots, es decir, inteligencia artificial que contestan e-mails o chats en tiempo real, recibió un fuerte impulso en algunos países, en especial en el Reino Unido, donde mucha gente se decidió por estas terapias entre otras razones por su costo, que es menor al de una terapia presencial con un terapeuta, sin embargo, tiene muchos inconvenientes, advirtió el doctor Ricardo Trujillo Correa, investigador de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“Las terapias con aplicaciones y chatbots es parte de la Uberización social en las prácticas, es decir, una especie de mercancía rápida que se obtiene al entrar en una página web o un dispositivo”, acotó.

Agregó que esto constituye el ingreso ya esperado de la salud mental al sector cuaternario de servicios vía aplicaciones: por una cuota uno puede acceder a un chat, a mensajes 24 horas, a una llamada en línea, o ser atendido por una inteligencia artificial, bajo la misma lógica de obtener un taxi o un desayuno con una llamada.

“Su actual accesibilidad lo muestran como un alto valor en la sociedad de la información, pero primero debemos establecer puntos que permitan un análisis serio y con evidencia”, expone el académico.

Detalló que las diferentes formas de psicoterapia con base en un modelo epistemológico fundamentado comparten el objetivo común de producir un cambio en la persona, a través de la problematización de la situación actual, de la compresión y re-interpretación de lo experimentado, y finalmente del establecimiento de nuevos repertorios de afrontamiento a la vida.

“Dicho de una manera sencilla, buscamos que el sujeto ejerza la responsabilidad de su propio malestar, no hacemos que encuentre la felicidad, porque eso ni nosotros sabemos qué es, solo lo enfrentamos para que construya una condición ética y estética elegida de vida”, agregó el académico.

En este marco, advirtió que hay diferentes evidencias para afirmar que como ejercicio de inteligencia artificial es importante, como actividad lúdica entretiene unos minutos, pero carece de peso psicoterapéutico.

Las experiencias documentadas informan que los consultantes son capaces generalmente de discernir cuando son atendidos por una persona real o por una inteligencia artificial. La segunda no puede individualizar las problemáticas, no perciben detalles específicos, históricos o culturalmente relevantes.

“Este hecho es elemental para que el consultante no establezca una relación terapéutica donde se deposite la confianza”.

Una vez identificado que no es real la persona, cuando se sabe que se habla con algo que “simula” una conversación, el consultante se ve imposibilitado para la aceptación del malestar y al no existir la posibilidad de que un profesional se ponga en lugar del doliente, no se siente una genuina colaboración, por lo tanto, una preocupación de la situación referida.

Las investigaciones que reportan una disminución en “ansiedades pequeñas”, además de los problemas del nivel de evidencia, la falta de grupos control y la indeterminación teórica, se explican por el mismo entretenimiento o curiosidad que generan.

“Tiene el mismo efecto de una caminata, una buena película, una buena charla o cualquier actividad que nos hace cambiar de situación en la que nos encontramos. ¡Hasta lavar el coche puede ser curativo si esa es la medida! Ahí puede estar la razón para caer en el engaño de su utilidad como herramienta terapéutica”, dice Trujillo Correa.

“Considero que con la información actual no podemos recomendar de ninguna manera un chatbot.

Si bien son accesibles, hay diferencias insalvables, como, por ejemplo, la diferencia que hay entre el mapa y el terreno, entre la simulación y la realidad”, concluyó.