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Al borde del minuto 73, en seis segundos de carrera, en cinco toques, con una internada imponente que empezó en su medio campo y retomó tras una conducción inalcanzable con la que rebasó toda la estructura defensiva del Athletic Club, Antoine Griezmann marcó ayer domingo la diferencia a favor del Atlético de Madrid, ganador de su cuarto partido en las últimas cinco jornadas para consolidar su cuarta plaza.

Porque el internacional francés, que le ha marcado 14 goles al Athletic Club, el de la victoria del domingo, pero también el del triunfo en la primera vuelta en San Mamés, igualmente por 0­1, cambió el rumbo de un encuentro aplacado en el empate, por los porteros, Jan Oblak en los locales y Julen Agirrezabala de parte de los visitantes, y por la falta de precisión en los últimos metros, hasta su irrupción definitiva, una de tantas con las que contó el goleador histórico.

Una pesadilla también insistente para el Athletic, que jugó para más de lo que logró en el estadio del Atlético, ya sea en el actual Metropolitano o en el desaparecido Vicente Calderón, el conjunto bilbaíno no ha ganado en sus trece últimas visitas al terreno del grupo que dirige Diego Simeone, en un crecimiento constante desde que reanudó la competición tras el Mundial 2022, a dos puntos ya del tercer puesto, con el derbi ante Real Madrid a la vista, al que llegará bien afinadito para buscar el trijnfo.