La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) avaló la militarización del país que ha hecho, como nunca, Andrés Manuel López Obrador.

Aunque viole la Constitución.

El poder que el tabasqueño, que prometió en campaña devolver a los cuarteles al Ejército y retirarlo de las calles de las labores de seguridad pública, le ha dado no tiene antecedente.

Un acuerdo por encima del Poder Legislativo y de la Constitución. No hay que buscar mucho para encontrar una causa:
López Obrador tiene a cuatro ministros becados por él en la Corte –Juan Luis González Alcántara Carrancá, Yasmín Esquivel Mossa, Loretto Ortiz Ahlf, y Ana Margarita Ríos-Farjat, además del aún presidente, que es su porrista y admirador, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.

De estos, sólo González Alcántara votó en contra, junto a Luis María Aguilar y Alberto Pérez Dayán -parcialmente en contra-, pero que se contabiliza como tal.

Así, cuatro votos a favor de los protegidos de López Obrador -incluida la ponente o autora del proyecto, Ríos-Farjat, amiga de Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del éste, y cuatro del resto, impuestos por otros presidentes.

Los que dieron el sí fueron Jorge Pardo Rebolledo, Norma Piña, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, Javier Laynez Potisek, Yasmin Esquivel Mossa, Loretta Ortiz Ahlf y, obviamente, Arturo Zaldívar.

Son tan sus incondicionales, que hasta el ocupante de Palacio Nacional lo reconoció cuando les reclamó su voto en el caso de la prisión preventiva oficiosa.

-Me equivoqué, porque hice propuestas, pero ya una vez que propuse, ya por el cargo, o porque cambiaron de parecer, ya no están pensando en el proyecto de transformación y en hacer justicia, dijo en una mañanera de septiembre pasado.

Lo aprobado ayer confirma que el Ejército es el máximo poder en México. Es una violación flagrante de la Constitución, porque el artículo 129 lo señala tajante y claramente:

-En tiempo de paz, ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan exacta conexión con la disciplina militar.

Y México vive en régimen de permanente excepción, no sólo con López Obrador sino desde 2006 cuando Felipe Calderón Hinojosa, acérrimo adversario de López Obrador y a quien no deja de mencionar un día sí y otro también, inició la guerra contra el crimen, en diciembre.

Ejemplo de esa violación a las leyes es la Guardia Nacional que, en principio, sería un agrupamiento civil, dirigido no por militares.

Hasta sus integrantes son de la milicia.

De paso, tiene a los agentes de la desaparecida Policía Federal que creó el hoy preso exsecretario de Seguridad, Genaro García Luna.

En 2019, cuando se creó la GN, se dejó en las calles al Ejército hasta 2024, lo que se acaba de prorrogar hasta 2028.

Los ministros, que discutieron una controversia de la Cámara de Diputados de la era Laura Rojas como presidenta, argumentaron que el acuerdo es un acto administrativo y no invade la actividad legislativa.

Vámonos: Morena sabía que no sólo no pasaría la reforma electoral por el rechazo del PRI, PAN, PRD y MC, sino porque hasta el Verde y el PT están en contra. Obvio, le pega a sus intereses al reducir el número de becados. Perdón, de legisladores.

Alejandro Moreno, líder del PRI, reitera:

-Así sea un día, tres días, una semana, vamos a votar en contra.