Campaña militar de Putin, un mes negro para rusos

25, marzo 2022

MOSCÚ, Rusia (EFE).– Desde el inicio de la campaña militar en Ucrania hace un mes, Rusia ha sido objeto de sanciones occidentales sin precedentes, su economía ha entrado en barrena, empiezan a escasear las medicinas y otros productos básicos, ha aprobado leyes contra la libertad de expresión y bloqueado redes sociales.

Es la “nueva realidad” en la que viven los rusos desde el 24 de febrero. Una situación que no se produjo ni siquiera en 2014 cuando Rusia se anexionó Crimea y apoyó la sublevación armada en el Donbás, aunque el presidente ruso, Vladímir Putin, está convencido de que su país superará las dificultades.

 

Guerra de sanciones

 

Putin llamó “guerra relámpago” a la andanada de sanciones occidentales que han aislado su país hasta límites insospechados y le obligaron incluso a suspender durante casi un mes sus actividades bursátiles.

Y es que el sistema bancario ruso fue excluido del sistema de comunicación interbancario internacional SWIFT y las reservas de oro y divisas rusas en el extranjero fueron congeladas.

EU y la Unión Europea cerraron su espacio aéreo a Rusia, que respondió cerrando el suyo para las aerolíneas occidentales.

Las sanciones afectan casi a cada sector de la economía rusa, incluido a los oligarcas que apoyan al Kremlin pero tienen numerosos activos en Occidente.

Ellos pagaron los primeros platos rotos, aunque los que más lo notarán a largo plazo serán los rusos comunes y corrientes. Y es que el productor interior bruto se contraerá y la inflación supera ya el 12 %.

Las marcas occidentales, desde Apple a Ikea, Lego o Volkswagen, no dudaron en abandonar en cascada el mercado ruso, lo que dejó a no pocos rusos sin trabajo.

Las autoridades han reconocido que la contracción económica provocará un aumento del desempleo y, por tanto, de las tensiones sociales dentro de la sociedad rusa, aunque esta semana la Justicia rusa se puso la tirita antes de la herida al condenar a nueve años de cárcel al líder opositor, Alexéi Navalni.

Según informó hoy el Gobierno, casi 60.000 rusos perdieron el trabajo debido a las sanciones en lo que va de mes de marzo, a lo que hay que sumar casi otras 14.000 empleados que están de vacaciones sin salario.

 

Escasez de medicinas y alimentos

 

Una de las primeras secuelas indirectas de la intervención rusa fueron las colas en las farmacias de Moscú y es que a los pocos días comenzaron a escasear la insulina, las medicinas para tratar enfermedades crónicas y los fármacos para bebés y embarazadas.

Aunque el Gobierno prohibió la devolución de los cargamentos de fármacos extranjeros en territorio ruso, la actual crisis demostró la excesiva dependencia de la industria farmacológica nacional de los componentes occidentales.

 

La corporación francesa Sanofi fue la última en suspender el suministro de medicinas no vitales a Rusia.

Además, en los supermercados hay escasez de productos básicos como “grechka” o trigo sarraceno -alimento fundamental en la dieta de los rusos-, azúcar y papel higiénico, y los precios de algunos artículos se han disparado ante el repentino aumento de la demanda.