Cantidad versus calidad

11, agosto 2022

RAÚL CARRANCÁ Y RIVAS

Después de dos años y cinco meses de pandemia debida a COVID-19, la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM, informa que está preparada para recibir a más de 400 mil estudiantes que comenzarán el nuevo curso escolar este próximo lunes 8 de agosto de manera presencial, y en algunos casos el 15 de agosto. Lo que abarca escuelas, institutos y centros en todo el país. El hecho es que la de- manda es enorme frente a la oferta que numéricamente hablando no es tanto. Lo anterior, por supuesto, obliga a una seria meditación. Resulta imposible suponer siquiera que la parte ofertante desconozca el reto que para la calidad se deriva de lo anterior. Cantidad versus calidad.

Ahora bien, el mundo entero y no sólo México experimentan en materia educativa el reto al que aludo. Estamos, pues, en presencia de un desequilibrio que urge re- mediar. Un primer paso sería o debe ser depurar el llamado cuadro educativo, aunque aquí el problema es de cantidad si comparamos la demanda con la oferta. Cantidad, digamos, que agobia al mundo en todos sentidos. La Humanidad demanda cientos, miles, de cosas de diversa clase y naturaleza. Es algo que no se ha cuidado en la sobrepoblación. Pero si nos vamos a las prioridades no hay la menor du- da de que la educación es la primera de ellas; derivada de aquí, obviamente, la de las fuentes de trabajo. Se ha dicho y con razón que es la hora de cambios decisivos para el mundo. Algo que puede parecer utópico, a lo menos por el momento, es la idea para nada irrealizable de que el que más tiene ha de compartirlo, siendo una obligación del que lo tiene y un derecho a tenerlo si se carece de ello. Pareciera un relato fantástico de Papini en su Gog o en su Magog, ¿pero qué piensa el lector de un mundo en el que los que tienen cultura la distribuyan (por las redes sociales o por la vía electrónica) de manera semejante o similar a las clases que en la UNAM se han impartido por línea, internet o zoom? E igual que no es saludable para la sociedad la acumulación del dinero en pocas manos, tampoco lo es la acumulación de la cultura; reconociendo la complejidad de las especialidades, de los conocimientos “apretados” y “duros”. Pero es un panorama que debemos contemplar. La cantidad versus calidad es algo que ya tenemos a la vista, y al respecto un punto de

Estamos, pues, en presencia de un desequilibrio que urge re- mediar. Un primer paso sería o debe ser depurar el llamado cuadro educativo, aunque aquí el problema es de cantidad si com- paramos la demanda con la oferta.

reflexión es la noticia de los 400 mil estudiantes que comienzan un nuevo curso en la UNAM. Sin educación no hay avance ni progreso posibles y una especie de mono- polio impuesto por las circunstancias ha de ser devastador

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