Compartirá Jarvis Cocker detalles de su nuevo libro

3, septiembre 2022

AIDA RAMÍREZ

Foto: Cortesía:@Cafeleeria

Como parte de la estrategia de colaboración entre el Hay Festival y la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, este domingo a las 16:00 horas, el cantante y compositor británico Jarvis Cocker ahondará en detalles de su libro Pop bueno, pop malo (Sexto Piso, 2022), en el que hace una defensa de la cultura y música popular.

En su conversación con el locutor Rulo en el Museo de la Ciudad, el líder de la legendaria banda de britpop Pulp hablará sobre aspectos de su vida personal y de su carrera musical, pasando por sus años de adolescencia, gustos musicales, aversiones, momentos de gloria, frustraciones, enseñanzas para su hijo y reflexiones en torno a la cultura popular. 

Para el nacido en Sheffield, Inglaterra, dice mucho de una sociedad que una cultura revela más acerca de sí misma a través de los objetos que tira que de los artefactos que supuestamente reverencia. “El sexo, el porno, la moda, las familias disfuncionales, una vieja radio multibanda, los programas de comedia, las canciones pop, Vaselina, entran todos en una licuadora que da como resultado un platillo instrospectivo sobre la vida contemporánea”.

Como férreo defensor de la cultura pop, el autor responde a sus detractores a partir de la educación sentimental que recibió en viejas canciones de la radio como “O Superman”, de Laurie Anderson: “Si algo tan extraño y radical podía ser un éxito en los listados, entonces significaba que el pop era una influencia positiva: ideas nuevas y desafiantes podían entrar a la cultura mainstream si suficientes personas decidían comprar sus discos y llevarlas ahí. El pop podía expandir (y volar) mentes”.

Y añade: “Si un disco era un éxito o no lo determinaba la gente. Las disqueras podían «empujar» un sencillo tanto como quisieran, pero la decisión final descansaba con la población general. O lo comprabas o no lo comprabas. Esa era la magia del pop: no podía predecirse. Un éxito tenía que tener ese «algo» misterioso que se alojaba en la imaginación popular”.

A través de realizar un inventario entre los objetos que guardó en un desván olvidado, Cocker hace un ejercicio de memoria sobre lo valioso y lo desechable, pero sobre todo, lo digno de ser enmarcado en una biografía. Lo mismo apuntes sobre su código de vestimenta en la época de Pulp, cuadernos de ejercicios escolares, chicles cerrados, que corbatas anticuadas y pensamientos en torno a lo nuevo, Jarvis reflexiona sobre todo acerca de sus deseos de transformar la vida a través de lo popular.

El motivo del desván acompaña las digresiones del autor, quien avanza del pasado al futuro con frecuencia: “La primera vez que asomé mi cabeza por aquí, descubrí muy rápidamente que era un espacio sin ton ni son. Sé que debe haber algunos objetos útiles o interesantes. Algunos se remontan a mi infancia, pero no hay forma de acceder a ellos”.

La Secretaría de Cultura del gobierno capitalino afirma que, como todo experimento ensayístico y autobiográfico, Pop bueno, pop malo ahonda en los dilemas de la identidad. Para Jarvis, ser diferente y tener un sonido propio estuvo vinculado de manera muy directa de esa sana actitud punk: “Me salvó de una vida de aprender el estilo finger-picking. Me mostró otra forma. Otro mundo. Un mundo de bailar y reír”.

En sus poco más de 350 páginas, el hombre de 58 años escudriña en sus defectos y en los aspectos que le causaban vergüenza cuando niño, como su nombre poco común y chistoso (“recuerdo haber acudido a un fin de semana de acampada de los Club Scouts y decirle al scoutmaster que me llamaba John”), la ropa anticuada que le compraban sus padres y su idolatría a la cultura popular. 

Mientras decide qué guardar y qué tirar, el también multiinstrumentista elige en qué lugar se encuentra respecto a la sociedad a través de los objetos que salva de la basura. Por ejemplo, de unas obsoletas mancuernillas de medio centavo considera que se alejan del lujo: “[Son] un símbolo de la «falta de estatus». Una pequeña rebelión frente a los valores del mundo «normal» contra el que ahora había decidido que estaría”.

“Chucherías”, “vertederos mentales” “archivos” “proceso de autoexcavación” e “inventario” son algunos de los adjetivos con los que Cocker describe con fascinación pasado. A menudo desentraña comentarios sobre su banda, como el origen del nombre: “He contado a menudo la historia de que estaba en una clase de economía en la escuela cuando nos dieron un ejemplar del Financial Times y mi ojo se fijó en el término «Arabicus Pulp» (pulpa arábica) en la sección de materias primer del periódico”.

Pop bueno, pop malo sucede a Mother, Brother, Lover (2011), libro recopilatorio de las mejores letras de canciones de Cocker, presentadas y comentadas por él mismo. En el nuevo título abunda, entre otras cosas, en la función que tienen la cultura y música pop en la evolución de las sociedades, pero también, cuando se usan tramposamente por la industria y la política a manera de manipulación. “El pop era empoderamiento”, dice, “fue hecho para satisfacer deseos primitivos”.

Cocker es mundialmente conocido como referente del britpop y líder de la banda Pulp desde finales de los 70, pero que alcanzó su mayor reconocimiento a mediados de los 90 con los discos His ‘n’ Hers y Different Class, en donde se incluyen los éxitos “Babies”, “Do You Remember The First Time?”, “Common People” y “Disco 2000”. A estos álbumes les seguiría un par de trabajos en donde Pulp alcanzaría su madurez musical: This Is Hardcore y We Love Life.

La conversación de este domingo, es parte del Hay Festival, evento literario y cultural que reúne a escritores y lectores para compartir historias e ideas en eventos sostenibles. Desde hace 35 años se celebra en la localidad galesa de Hay-on-Wye, famosa por sus numerosas librerías. En 2006, se internacionalizó al celebrarse en diferentes ciudades y países del mundo, incluyendo Cartagena de Indias, Medellín y Jericó (Colombia), Segovia (España), Querétaro (México) y Arequipa (Perú).