‘Fama, dinero y mucho dolor’

13, agosto 2021

DIEGO SILVETI, DE MANTELES LARGOS, TRAS DIEZ AÑOS DE ALTERNATIVA

Con esfuerzo, dedicación y disciplina se entrega a su profesión

El diestro Diego Silveti celebró diez años de alternativa, misma que tomó el 12 de agosto de 2011 en la plaza española de Gijón, donde tuvo como padrino al madrileño José Tomás, ante el testimonio de Alejandro Talavante, con toros de Domecq, compromiso al que llegó antecedido de importantes triunfos como novillero.

El guanajuatense, continuador de la importante y longeva dinastía taurina mexicana, comenta al respecto: ‘Sorprendido de lo rápido que pasa el tiempo y de haber logrado muchos de los objetivos trazados con base en esfuerzo, dedicación, disciplina, triunfos, gloria y malos momentos, que también construyen una historia’.

‘Aquella tarde era muy especial. Cumplía un sueño sin saber a ciencia cierta el futuro de mi carrera, aunque lo tenía claro, ser un torero que figurara, que respetara la fiesta y dignificara la historia de mi dinastía’, apunta.

Diez años después, Silveti del Bosque puede presumir que ha construido una carrera sólida en la que suma 262 corridas de toros, de las cuales 56 han sido en el extranjero, además de que se ha presentado en los escenarios más importantes del mundo en los que ha triunfado.

‘Gozar del cariño del público en todo el mundo taurino es maravilloso’, reconoce Diego al tiempo que confiesa que le ha tocado vivir las dos caras de la moneda de la fiesta brava: ‘Tardes que me han dado fama y dinero, pero también mucho dolor, once cornadas y fracasos en tardes claves, que me han enseñado lo duro de la vida, pero me han dado entereza para no claudicar y seguir hasta este momento, sabiendo que lo mejor está por venir’.

Para Diego, continuador de lo que inició Juan Silveti Mañón (su bisabuelo) quien dejó el legado en Juan Silveti Reynoso (su abuelo); David Silveti Barry (su padre) y Alejandro Silveti Barry (su tío y actual apoderado), pertenecer a esta dinastía ha sido un invaluable honor que le ha dado la vida.

‘Ha sido una responsabilidad tremenda, pero muy bonita. Ser un Silveti es mi vida, un orgullo que pretendo transmitir ahora a mi hijo. Así como mi padre me lo enseñó como una disciplina, una actitud, es una forma de vivir’, señala.