La comunicación política del crimen organizado

17, marzo 2023

GERSON HERNÁNDEZ

 El asesinato del gobernador de Sinaloa Rodolfo T. Loaiza, en febrero de 1944 durante el carnaval de Mazatlán por “El Gitano”, un sicario integrante de “Los Dorados”, fue uno de los primeros actos de desafío al Estado mexicano por parte del crimen organizado. Las crónicas relatan que el disparo entró y salió por la cabeza. De acuerdo con el investigador de la UNAM Luis Astorga en El siglo de las Drogas, “estas bandas nacieron por encargo y bajo la protección de los terratenientes que se oponían a la reforma agraria impulsada por el presidente Lázaro Cárdenas… el asesinato se produjo por una traición a los traficantes de droga coludidos con oficiales militares”.

Casi 80 años después el crimen organizado sigue comunicando su poder. Recientemente en Tamaulipas, después de la desaparición de cuatro ciudadanos norteamericanos, a través de un mensaje escrito en una cartulina —con muchas faltas de ortografía, como es el sello de la casa— y cuyo contenido fue difundido a través de la agencia de noticias estadounidense The Associated Press, un grupo que no respeta el contrato social, cuyo nombre es irrelevante de citar, ofreció disculpas a los habitantes de Matamoros, y a las familias de las víctimas, por los problemas ocasionados.

La comunicación política del crimen organizado ha trascendido la violencia física y se ha apoderado de los gustos musicales de muchas audiencias. Por ejemplo, en el top 50 de Spotify en México los corridos de banda y tumbados, han desplazado al reguetonero Bad Bunny; ya que más de la mitad se encuentran en las preferencias. No se puede generalizar, pero algunas canciones como “JGL” de La Adictiva, hacen un homenaje a un criminal que en estos momentos se encuentra encarcelado en NY.

Otro ejemplo es la canción de “siempre pendiente, el gobierno es muy inteligente” —aunque la realidad diga lo contrario— de Peso Pluma y Luis R. Conriquez donde se enorgullecen de sus “corridos belicones” —como ellos les llaman—. Además de presumir cuidar “la plaza del señor Guzmán”. Estas melodías se escuchan en fiestas temáticas, no solo de jugadores de futbol profesional, donde los invitados se fotografían con dólares fake y las mujeres presumen pestañas postizas.

Ya casi para terminar, hace ocho décadas, “El Gitano”, homicida del gobernador de Sinaloa, fue trasladado a la capirucha y de acuerdo con Juan Antonio Fernández en El narcotráfico en Los Altos de Sinaloa, “dos días después tuvo una reunión de más de una hora con el secretario de la Defensa Nacional, general Lázaro Cárdenas. No negó haber sido el autor material, pero acusó al general Pablo Macías Valenzuela, gobernador de Sinaloa y ex secretario de Guerra y Marina (1940-1942), de ser el autor intelectual”. 42 meses después le respondió al periodista estadounidense Edward Knoblaugh a la pregunta de “¿Por qué lo mató?” La respuesta fue precisa, maciza y concisa: “Maté a Loaiza porque el general Valenzuela me lo ordenó” (Antonio Lerma, Érase una vez en Mazatlán).

En TikTok hay vídeos con el HT #Alucines que son jóvenes que sueñan con ser narcotraficantes. La comunicación política del crimen organizado no solo se muestra a través de asesinar políticos y colgar mantas, sino con voceros que presumen y sueñan con ser más de lo que realmente son; pero al mismo tiempo fortalecen el poder de las ideas y son apologistas de la violencia. Todo esto en un ambiente de presunto espionaje de grupos castrenses y el enojo del número “uno” en Palacio.

Comunicólogo político, académico de la FCPyS UNAM y Maestro en Periodismo Político

@gersonmecalco