La última cena

13, abril 2023

FLOR YÁÑEZ

El pasado 6 de abril fue Jueves Santo, fiesta más importante del cristianismo que conmemoró la última cena de Jesucristo y sus ulteriores días de vida. Coincidentemente, esa fecha también entró en vigor la nueva tarifa del transporte público en Chihuahua y con eso, para muchos también representó su última cena y el inicio de una muerte anunciada.

Las rutas alimentadoras subieron de nueve a doce pesos y la troncal, o mejor conocida como Vive Bus, Bowí o como le vayan a poner este sexenio, de siete a diez pesos.

Se supone, de acuerdo con ese texto que después de esta “desfalcada” a los usuarios, habrá un transporte eficiente y de calidad. La realidad es que una persona promedio para ir y regresar de trabajar debe tomar al menos dos “Vive Bus” y cuatro camiones alimentadores, es decir, invierte aproximadamente al mes mil 600 pesos en transporte público; con el aumento, la cifra se elevará a más de 2 mil 100 pesos. Digamos que esa persona tiene una familia de cuatro integrantes, vive en la periferia y su ingreso mensual es de 5 mil pesos

Digamos también que tiene que ir al médico, al mandado y quizá, si le alcanza, recrearse entonces ¿podrá tomar más camiones para ir a estos lugares? Lo peor, ¿podrá siquiera pagar la canasta básica? No me extrañaría en absoluto que el o ella rompiera la ventana de un Oxxo para robar comida, para luego el mismo Estado que subió la tarifa del camión castigarle por el “crimen” de haber nacido pobre y de haber tenido que “infringir la ley” para que su familia no padeciera hambre. Podríamos decir que es culpa del gobierno colocar a esa persona en estado de vulnerabilidad que luego castiga.

Los bajos ingresos obligarán a las personas a analizar sus opciones de movilidad con tiempos de traslado más prolongados o elegir caminar y andar en bicicleta entonces, quizá el camión se quede sin clientes y el tiro salga por la culata. En una sociedad que debiera ser sostenible y velar por los que menos tienen, las estructuras de oportunidades se quebrantan y tensa la obtención de bienes básicos que no pueden ser recortados.

La sostenibilidad de la “lógica” del transporte que propone el gobierno no sólo es excluyente, sino limitada. Ya es necesario un gobierno que cree políticas públicas sociales y vea más allá de la próxima elección. El servicio de transporte que se ha brindado en el pasado es deficiente, dudo que vaya a mejorar mucho y si lo hace, los que puedan pagarlo, nos platican.

yanez_flor@hotmail.com