MARTÍN AVILÉS

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El poder ofensivo de Los Ángeles Chargers fue dinamita para unos Chicago Bears que fueron incapaces de seguirle el ritmo en el Domingo por la Noche de la Semana 8. Justin Herbert y compañía se impusieron en casa con un contundente 30-13.

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Chicago no tiene ni pies ni cabeza, mucho menos sin Justin Fields. Con su quarterback titular lesionado, fue el suplente Tyson Bagent quien intentó darle a Chicago su segundo triunfo en fila y tercero de la campaña, pero fracasó en su intento.

Bagent lanzó para 232 yardas, sin pases de touchdown y fue interceptado en dos oportunidades. Tampoco funcionó el ataque terrestre de la visita.

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Entre seis jugadores se combinaron para pobres 73 yardas en 25 acarreos, aunque por esa vía lograron ingresar en dos oportunidades a la zona prometida.

Enfrente tuvieron a un Justin Herbert que se pareció más a la versión de sus primeros años en la NFL, con una seguridad en cada lanzamiento tanto de corto como largo yardaje. Herbert completó un total de 31 envíos para 298 yardas y tres touchdowns.

Si bien Austin Ekeller no fue productivo por tierra, sí lo hizo por aire con siete recepciones para 94 yardas y un TD.

El partido prácticamente se definió desde la primera mitad, donde los Chargers anotaron 26 puntos. En el complemento se conformaron con un parcial de 6-6.

Tal como se preveía, este terminó siendo uno de los peores partidos del año en horario estelar. La diferencia entre ambos conjuntos provocó que se diera un partido poco entretenido.

Con este resultado, Los Ángeles se puso con marca de tres triunfos y cuatro derrotas, mientras que los Bears cayeron a 2-6. Su triunfo de la semana pasada fue un espejismo en un año donde apuntan a pelar por la primera selección global del próximo Draft.

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