Le preocupa la consulta, por eso desvía la atención.

Andrés Manuel López Obrador sabe que a doce días de que se cumpla su capricho para ser ratificado, cuando el ejercicio ciudadano, por ley, es sólo para preguntar si debe concluir anticipadamente su cargo como presidente de México, no será fácil convocar y acarrear a las urnas el 40 por ciento de la Lista Nominal de Electores, como ordena el 35 constitucional.

Y ni con la flagrante violación de la ley que todos los días cometen los gobernadores y gobernadoras emanados de Morena y la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo.

En ésta aparecen 92 millones 823 mil 216 mexicanos, lo que significa que para que el resultado sea válido o vinculante Andrés Manuel necesita  casi 38 millones de votos.

Unos 7 millones más que los obtenidos en 2018, cuando ganó las elecciones presidenciales.

El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (mejor conocido como Trife) confirmó casi a la media noche del lunes que la promoción, la propaganda abierta y descarada que han hecho los funcionarios morenistas y Andrés Manuel es ilegal y que viola la ley.

Y ordenó terminarla.

Por eso, la ofensiva contra el Instituto Nacional Electoral  (INE) y el Trife se intensificará.

La desesperación del tabasqueño porque, pese a la ofensiva, la consulta no cuaja, no prospera, va en aumento conforme se acerca.

Los cuentas al interior de Movimiento Regeneración Nacional (Morena) son alegres, pero la realidad esa otra: a los mexicanos no les interesa acudir a votar, porque sus prioridades son otras.

Además, por el recorte al presupuesto que solicitaba el INE, no se instalarán todas las casillas en los 300 distritos del país, lo que significa menos posibilidad de votos.

Los dos años de epidemia de Covid-19, que se han cumplido ya en este marzo, han marcado a todos, en mayor o menor grado.

Oficialmente, 400 mil muertos.

No reconocidos, pero reales si se suman los casos, 600 mil.

Pérdidas dolorosas, irreparables.

Y un daño a la economía irreversible, con crecimiento cero en los más de tres años del gobierno de la cuarta transformación.

Sólo los leales, los fieles, más acarreados por convicción -sabedores de que reciben dinero mediante las becas- mantienen su apoyo y están dispuestos a votar el próximo domingo 10 de abril.

De los 31.1 millones que obtuvo en 2018, Andrés Manuel ha perdido a los sectores medio y alto, que le apoyaron entonces.

Están desencantados con los pobres resultados de un gobierno que prometió ser distinto y que hoy tiene la inflación más alta en veinte años, más muertos por violencia en apenas tres años y medio que todo el sexenio de Felipe Calderón y Enrique Peña, y que ha polarizado, dividido, a los mexicanos como no se había visto jamás.

¿Y Gertz qué espera para irse?

Inventar delitos es un delito, aunque sea una obviedad.

Mantener en prisión a alguien sólo por tener poder también.

El fiscal general de la República recibió el apoyo de la Fiscalía capitalina, que encabeza Ernestina Godoy Ramos, porque la indagatoria estaba prácticamente en el archivo y fue revivida en este gobierno capitalino.

López Obrador dijo ayer que confía absolutamente en él.

Pero aquí no se trata de confianza, sino de leyes.

Y es facilito: si la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), sólo por la presión de la opinión pública no por convicción, concluyó que no hubo pruebas del delito de Alejandra Cuevas Morán y de Laura Morán Servín, acusadas por Gertz de homicidio por la muerte de su hermano, Federico, entonces inventó.

Sencillo.

Vámonos: Los padres de los 43 tienen razón.

¿Por qué les ocultaron estos más de tres años información?

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