Se complican tramites de contribuyentes a pesar de tecnología

31, julio 2022

AIDA RAMÍREZ

FOTO: Cuartoscuro

Si Lolita causó dolores de cabeza a los contribuyentes en el siglo pasado, ahora el Servicio de Administración Tributaria (SAT) se ha vuelto más que un calvario.

El organismo recaudador nunca imaginó los problemas que ocasionaría, hasta para sí misma, aun sin haber salido de la pandemia por Covid-19, la exigencia a los trabajadores de obtener la Constancia de Situación Fiscal para emitir los nuevos recibos de nómina.

Tan es así que ha tenido que prorrogar la vigencia de dicha modificación aprobada por el Congreso de la Unión, hasta el 1 de enero de 2023, además de que la situación ha sido reprobada por el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador.

Y es que, a pesar de implementar diversas formas de atención a los contribuyentes, primero por la emergencia sanitaria causada por el coronavirus, el brazo recaudador del gobierno federal se ha visto tan rebasado que ni siquiera la tecnología le está ayudando a solventar los requerimientos mínimos como la obtención de la e.firma, la renovación de la vigencia de la misma, modificaciones al RFC (Registro Federal de Contribuyentes), o el obtener una cita para acudir a alguna oficina.

Tal es el caso de la pretensión de que en cinco días hábiles podría estar un trámite por la aplicación ID,  y que sólo queda en una buena intención; o el hecho de que si no se encuentra una cita por internet –porque ya no se hacen vía telefónica- en alguna oficina del SAT, y si uno decide formarse en la fila virtual, la puede pasar peor, porque si se le pasa revisar su correo electrónico y no confirmar la cita en las siguientes 24 horas, durante 30 días no puede hacer una nueva solicitud.

No obstante que la misma página igual y puede jugar con uno, porque le puede avisar de una cita y a la hora de confirmarla, en el plazo establecido, “no más no confirma nada”.

A decir de quienes atienden en la línea telefónica del SAT, los servicios del organismo se han visto más que saturados por la exigencia que se tiene de obtener la Constancia de Situación Fiscal, ya que la misma se ha solicitado tanto a los trabajadores de empresas privadas, como a los del mismo gobierno federal y local.

Y lo mismo ocurre con la aplicación SATID, que en primera instancia, fue recibida con bombos y platillos, y vista con buenos ojos para tratar de darle viabilidad a los contribuyentes que requerían hacer algún trámite, y sin tardar mucho tiempo.

Sin embargo, nunca pensaron que se toparían con otra pared. Desde antes de que estallara el problema por la Constancia de Situación Fiscal, personas que decidieron hacer uso de la aplicación tuvieron que finalmente hacer una cita para ir a una oficina de manera presencial, toda vez que la app nunca dio respuesta y mucho menos oportuna.

Y es que, ingresar no es tan difícil. Se abre la app, se ingresan algunos datos que solicita, la foto de alguna de las identificaciones oficiales, se graba un video con una frase, además de precisar el trámite que se requiere.

Al final, tras un largo texto sobre las autorizaciones si es que el trámite es procedente, de la responsabilidad por los datos que se generen del trámite que se solicitó, entre otras cosas, se emite el folio del trámite, se señala que el SATA realizará la revisión correspondiente, y se asegura que en un lapso de cinco días se tendrá respuesta al trámite.

No obstante, desde hace varios meses, la contestación de la app SATID no es oportuna, y pueden pasar más de dos semanas sin obtener un resultado.

En la línea telefónica indican que el trámite consiste en tres etapas, y que es la misma aplicación “la que hace toda la validación de los documentos enviados y la que al final resuelve”.

De ahí que un sinnúmero de personas están varadas sin poder llevar a cabo los trámites que requieren de su presencia en las oficinas del SAT, como aclaraciones en los datos del RFC, así como de quienes no han tenido la respuesta oportuna de la aplicación y no pueden llevar a cabo diversos trámites como la emisión de facturas por la falta de la firma electrónica.