Existe una burbuja informativa alrededor de la selección mexicana de futbol.
Pocas selecciones en el mundo tienen ese tamaño de protección. Ni siquiera las de primer orden, que cuentan con figuras de talla mundial.
El reportero o “insider” tricolor forma parte de un grupo de amigos en donde se investiga poco, a cambio de tener cierto nivel de acceso a la “intimidad” tricolor.
A cambio de su lealtad y “buena onda” hacia el grupo, recibe atenciones en forma de “información” que la gente debe saber o la posibilidad de tener entrevistas “uno a uno” con los seleccionados nacionales de manera periódica.
No ser parte del “grupo” te limita muchísimo la capacidad de acción y convierte el trabajo de una cobertura, en algo muy complicado. Difícilmente, por no decir imposible tendrás la oportunidad de hablar con alguien en “exclusiva”. No te enterarás de horarios ni de datos básicos de logística. La labor entonces se vuelve “opinativa, muy a la distancia”.
La prensa extranjera que se acerca solo durante eventos internacionales ha cotejado más de una vez esta situación. El nivel de apertura es mínima y casi nula si se trata de algún país de Concacaf, que no sea Estados Unidos. Al resto, se les mira por debajo del hombro.
¡Qué difícil es poder hablar con los mexicanos! Una queja recurrente, en los corresponsales extranjeros.
Por ello es muy raro el tener realmente información de lo que sucede en el TrI. Es muy complicado el cuestionamiento a algún futbolista, pues las entrevistas que se presentan son “charlas de amigos” pactadas con anterioridad. Las noticias que emergen suelen pasar por determinados filtros y muchas de ellas, suelen ser dictados a los “reporteros de casa.”
Sírvase el texto para efectos didácticos. No es queja ni denuncia. En su momento lo viví y durante décadas habría participado, como empleado de un socio comercial, de ese circuito. Hoy, simplemente lo comparto. Así funciona y me consta.
Lo que es una realidad, es que en algo si somos los número 1 en el futbol a nivel mundial: En la protección informativa alrededor de la concentración del seleccionado nacional. Sea sano o no.
EL TECNICO LOS RESPALDA… SIEMPRE
Para bien o para mal: Yo quiero un jefe como Gerardo Martino.
Con quienes son parte de lo que el considera “su grupo”, es leal a muerte.
Te defiende, te justifica, usa argumentos que tienen que ver con la jerarquía los necesita. Si hay que acudir al presente, lo hace. Si la respuesta está en el futuro, acude sin pudor al mismo.
Ya las consecuencias de esa forma de ser, las veremos a partir de 9 días, pero mientras tanto, los seleccionados que acudan a Qatar, deben saber que, su jefe, los apoya muerte y eso es muy bueno.
Nos gustará o no, pero el hombre es muy congruente y “ley” con los “suyos”.
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