Trabajar para y con la gente

7, octubre 2022

LUIS WERTMAN ZASLAV

El cambio de época en el que estamos inmersos ha hecho que muchas estructuras de poder, público y privado, crujan ante nuevas reglas que surgieron por la enorme presión social que ejercimos como sociedad hace cuatro años, frente a malas prácticas y vicios que estaban presentes en casi todos los ámbitos.

A la vista de los ciudadanos, el rumbo que seguía el país ya no era sostenible y la propuesta de modificar esa dirección bajo otros principios nos movilizó pacíficamente hacia las urnas para determinar otro camino. Los efectos de sucesos que no estaban previstos en ningún escenario, la pandemia, la crisis energética, se han sumado a la lucha por mantener el estatus quo contra del deseo de transformación enfocado en cerrar la brecha de la desigualdad, eliminar la corrupción y lograr que no exista la impunidad.

En ese esfuerzo por construir un país en paz, próspero, con un desarrollo auténtico, muchos nos hemos comprometido con una visión de país, para asumir tareas y responsabilidades que cambien de fondo la manera en la que se decidieron, durante demasiado tiempo, los asuntos relacionados con el gobierno, las empresas y la misma sociedad.

Eso no significa que los intereses que imperaban desaparecieran o de pronto actuaran con ética y corresponsabilidad. Ante una política pública que se dirige a los menos favorecidos, quienes gozaban de privilegios han experimentado un obvio desplazamiento.

Ante ello, la desinformación y las llamadas filtraciones han crecido con una meta principal: socavar la confianza en lo que se hace y en quienes están a cargo hoy de ese nuevo rumbo para, al menos, igualar su imagen a la de los anteriores en la percepción social y desanimar el ritmo en el que se dan muchas modificaciones necesarias.

No ha funcionado porque, en los hechos y en los números, se demuestra que la cercanía con la gente es real y ayuda a solucionar problemas que de otra manera quedarían excluidos de los niveles jerárquicos que existen en todos los gobiernos. También las cifras reflejan mucho, desde un manejo responsable de la economía nacional hasta la tendencia sostenida de una disminución en la mayoría de los delitos, especialmente los que más nos afectan.

En este contexto, informarnos bien y analizar aquello que nos comparten en redes sociales, chats y otras plataformas de comunicación, se ha vuelto una actividad primordial para que no traten de engañarnos. Puede que encontrarnos con opiniones similares a la nuestra nos haga sentir que estamos en lo correcto, pero también que solo se trate de apariencias cuyo sustento está en la manipulación para favorecer intereses creados y no el beneficio común de las y los ciudadanos.

Se ha vuelto un juego de palabras preguntar por qué pensamos lo que pensamos; sin embargo, es pertinente cuestionarnos de dónde estamos recibiendo los elementos que usamos para normar nuestro criterio y conducir nuestras acciones, y lo que en verdad se busca cuando nos piden poner atención en algo en específico.

La distracción de los temas de fondo es un arma que se utiliza, tristemente, para influir en quienes no están, y no tendrían por qué estar, en el seguimiento de las noticias y de las relaciones entre el poder político y económico.

Nuestra tarea como ciudadanos responsables, servidores públicos, y empresarios legítimos, es fomentar el intercambio de ideas y datos correctos, sin apasionamientos y menos con una agenda que solo esté orientada a que unos cuantos intereses prevalezcan sobre los de la población en general.

Nadie ha dicho que cambiar para bien es un trabajo sencillo. Somos millones los que estamos involucrados en esta meta.

En lo que me corresponde, como empresario en el inicio de mi carrera profesional, luego con la responsabilidad de encabezar un organismo civil de atención a víctimas del delito, y ahora como Comisionado del Servicio de Protección Federal, un organismo desconcentrado que están en la ruta del crecimiento y de la autosuficiencia, seguiré apoyando que el legado de este tiempo que nos ha tocado vivir sea a favor de la gente y del país que es de todos, no de unos cuantos.