Vuelve la vida a Kiev tras la salida de tropas rusas

8, abril 2022

KIEV, Ucrania (EFE).- Una semana después de que las tropas rusas emprendieran su retirada de la provincia de Kiev, la capital ucraniana comienza a recuperar cierta normalidad, con más gente por la calle, menos presencia militar y la paulatina apertura de más establecimientos.

Desde el repliegue del Ejército ruso del norte de Ucrania, Rusia se concentra ahora en lanzar una “última gran ofensiva” en el este del país, donde aspiran a controlar la región del Donbás, además de la asediada ciudad de Mariúpol, al sur, que conectaría el mar de Azov con la anexionada Crimea.

Aunque ya hace varios días que los rusos abandonaron la provincia de Kiev, los habitantes de la capital han tardado en confiarse y salir a las calles, que han estado prácticamente desiertas durante los más de cuarenta días de guerra, plagadas de barricadas y controles militares.

 

Olvidar el horror

 

“Ya tenía ganas de salir, respirar y hacer algo parecido a vida normal. Olvidarme del horror visto estos últimos días”, señaló a Efe Irina, una kievita que ojeaba las prendas en una tienda de ropa que hoy reabría sus puertas por primera vez desde la invasión en la céntrica avenida Khreschatyk de Kiev.

Irina se refiere a los centenares de cadáveres que están apareciendo en las áreas que estuvieron bajo ocupación rusa al noroeste de la capital, como Irpin, Hostomel, Bucha y Borodianka, donde aparentemente se han producido crímenes de guerra a manos de las fuerzas rusas con la masacre de civiles.

Según la Fiscalía, han aparecido ya más de 400 cadáveres de civiles -algunos maniatados o con signos de tortura- en las zonas liberadas de la provincia de Kiev, donde ha quedado un rastro de devastación, con áreas completas reducidas a ruinas y escombros y restos quemados de tanques y vehículos militares.

Mientras los ucranianos digieren lo ocurrido a las puertas de Kiev, en el centro de la capital hoy regresó una aparente normalidad, con familias paseando por las calles, parejas de la mano, jóvenes en patinete o bicicleta, mientras que el tráfico es mucho mayor, sin llegar a los atascos preguerra.

El buen tiempo, con temperaturas que han alcanzado los 20 grados frente a la nieve de hace tres días, también ha ayudado a que la gente salga a la calle y abran las primeras terrazas, más cafés y restaurantes.

En esa misma avenida Khreschatyk, Igor, un ingeniero informático que nunca se planteó abandonar la capital, paseaba con su bicicleta, algo que antes de la guerra hacía a diario. “Necesitaba olvidarme por un rato de que seguimos en guerra”, indicó este joven de 27 años, que no termina de fiarse de que los rusos se hayan ido para siempre.